En las alacenas de los encuentros cuando la lluvia cesa refrescando así la tierra hallé la vertiente desnuda en los lindes de la música que oía. Empujando a las estrellas las melodías entre espasmos y estertores divisé la agonía que venía cogida de la mano en la espera del adiós definitivo a Eideen. Y en otras capas de existencia entre las dimensiones de la tierra vislumbré mis vidas análogas que corrían en círculos en torno mía. Asustado ante el despliegue de armamento en las líneas paralelas para que fuera en el ahora esta proyección el yo que escribe estos poemas. Pero a sabiendas que mi vida es una hez pinchada por un palo increpo para que cuando todo se repita otra vez sea yo y no esos el tronco que sea el principal ramificador de los estados de conocimiento de mi ser reclamando por encima de todo la individualidad y no tener más personalidad que ésta.
Gabriel