La mágica brisa me trae el recuerdo de tu sonrisa, que se desvanece en haces radiantes de preciosidad, mientras tus pupilas lloran quebradas el encanto de la hermosura, que pinta los ríos convulsos del destino en meandros que se unen al unísono en las corrientes agitadas de los símbolos divinos: yo te amo y tú me amas a mí.
APOLONIO