Y miraremos, entre las nubes de tempestad, a las estrellas al anochecer, en nuestros silencios colmados de esperas, yo anclado enarbolando tu nombre con el beso de la despedida, y tú cautiva ensoñando que cese la lluvia, con la mano en el pecho, la cálida bienvenida, nuestros corazones latiendo deprisa… y las bocas que suspiran tenuemente por nuestras nomenclaturas.
APOLONIO