En el trampolín del mundo una vez escaladas todas las montañas más escarpadas con un dedo tocando los cielos que reniegan del hombre la antorcha prendida sobre océanos y mares los abismos recorridos el ciclo de las metamorfosis completo la luz de todos los siglos chispeante y destellando brillos iridiscentes en la oscuridad con las nubes de tormenta refulgiendo como rayos eléctricos sobre los hombres la bandera anclada sobre el pico más elevado de la tierra: tanta mierda para dejar sólo una cuerda mugrienta y sucia atravesando el último barranco para que los que puedan pasar pasen y los que no será su problema (que caigan por ejemplo): ahí lo deja el 13: donde debía haber una apisonadora tapando los resquicios del averno hay una soga: tengo un dilema: o me cuelgo o salto desde el trampolín otra vez al planeta… en el último confín del espíritu cuando entre la negrura se abren centellas vírgenes y puras la poesía tomando el control sin poder asir los cuatro elementos desatados como demonios inocentes y vivaces entre la genialidad y idiotez entre un sublime conocimiento y una suprema ignorancia desbocado mientras caigo otra vez.
GABRIEL