Hambriento de tus labios los besos de decadencia y fuego convierten en ceniza las distancias lo que antaño fue ágape ahora es eros dulce amada mía. Los años han hermoseado tu belleza colmándola de embriagadoras esencias. Te desnudo liviana tus formas ya no son las mismas que cuando eras joven y yo te veo envejecer con lindeza. El tiempo de abstinencia por completo vienes a mis sueños lozana y me pides que te dé una niña rubita con bucles en los cabellos y los ojos azules: vamos a buscarla María Natividad.
APOLONIO GUILLIAN