Rododendros de fuego salpican mi hálito manchando de inmundicias mi alma He buscado purificaciones allende la carne en lo imposible de leyendas lejanas y en las póstulas de los cuentos de hadas Mas mi soledad aprieta firme el paso a convenir en las maletas repletas de desamparos y souvenirs. Pesa mi sustento arrancando a la tierra las camisas de seda para las bodas donde se casan el desacato y la miseria. Pero yo amo aún las sonrisas de las niñas y las arcillas donde antiguas civilizaciones sacrificaron la sangre sagrada y el rebaño condenado a morir en la picota de los más suculentos platos variados y voraces desmedidos apetitos. Yo amo aún la proyección que me impulsa a vivir cuanto todo es morir. Tengo en gran estima los veranos del Amor y los inviernos desolados Pero ante todo no me queda nada sino estirar mi último suspiro y levantar mis manos al cielo horadadas: esto es lo que traigo el fruto que he recogido a lo largo de los años de recabar en ciudades extrañas los rostros que no adivinan su origen ni cual es su peregrinar En mi moribundo espíritu está impreso: amo esos ojos amo esas formas amo su ser amo a Zooey Deschanel.
APOLONIO GUILLIAN